Dramas muy humanos

En mayo de 2009 un documento conmocionó a Irlanda por su contenido. En las más de 2.500 páginas se patentizó el testimonio de miles de niños víctimas de abusos sexuales en escuelas, reformatorios y orfanatos gerenciados por la Iglesia Católica de ese país. Coincidentemente o no, a comienzos de este milenio un sacerdote era enviado desde California, Estados Unidos, a Irlanda, por haber participado de situaciones similares. Este hombre reveló su nombre en el documental "Deliver us from evil" (Líbranos del mal), pero eso no fue todo, Oliver O´Grady puso su rostro para testimoniar el horror de sus acciones.

El sexo, la castidad y la violación de las normas de la iglesia y de la intimidad son más que tópicos cinematográficos. Son un hecho constante y sonante que no puede ocultarse. En el documental "Deliver us from evil" las víctimas narran sus penas con desgarro, porque no solo está violentada su intimidad como niños o niñas, sino sus creencias. El victimario desde otro rol da sin tapujos los detalles de sus ultrajes, y cuenta sin miedos el placer que ello le genera. Son testimonios que conmocionan por el falso concepto de moral que sigue emitiéndose desde el Vaticano.

Las estructuras y los hilos que se movieron con las denuncias de abuso sexual costaron a la Iglesia Católica sangre, sudor y mucho dinero. Los episidios protagonizados por O´Grady insumieron gastos estimados en más de un billón de dólares. Hubo juicios, mentiras, ocultamientos e inmunidad. En el documental se reveló que el actual Papa, Benedicto XVI, fue acusado de conspiración por ocultamiento de los casos de abuso sexual en California, denunciados en 2004 y 2005 pero consumados durante la década de los ochenta. Sin embargo el poder que ostenta el sumo pontífice quedó evidenciado con la "inmunidad" que le otorgó durante estos episidos el ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush.

Dudas razonables

El tema de las normas impuestas por la Iglesia y su cumplimiento ha sido abordado en infinidad de buenas y malas películas. En 2008 hubo dos de proyección internacional que atendieron el tema desde excelentes perspectivas: Los Girasoles Ciegos, de España y la estadounidense The Doubt (La Duda).

El film español tiene un argumento metafórico claro, y es que a los girasoles ciegos les falta luz. No saben donde están, dónde mirar, ni qué es lo que quieren. Este film, que aún no llegó a la cartelera uruguaya, es un ejemplo de lo humanas que son las emociones. La moralidad cristiana tiene una serie de pautas direccionadas y controladas desde el Vaticano que marca el andar de miles de fieles. Pero los honestos o quizás los desviados –eso dependerá del lado de la vereda en la que uno se pare- son cada día más, o al menos cada vez más públicos y notorios.

En “Los Girasoles Ciegos” un joven a punto de egresar del seminario se debate entre el deseo y la devoción a Dios. Su intención, se entremezcla con ideologías fascistas durante la Guerra Civil española. El diácono viene de luchar en la guerra "contra los rojos" y requiere la ayuda de su superior para olvidar "el pecado de la carne". El destino o el mismo Dios al que responde lo enfrentan de nuevo ante sus temores más intensos; en un colegio que se le asigna para dar clases, una mujer le seducirá, según lo que él quiere creer, y deseará tan intensamente hacerla suya que lo hará bajo cualquier circunstancia.

En “La Duda” en cambio -con Meryl Streep y Philip Seymour Hoffman- las circunstancias son otras, pero los "pecados" los mismos. En un colegio de Estados Unidos un sacerdote nuevo da su sermón a los fieles a mediados del siglo pasado. Los temas que promueve este hombre de la Iglesia, sus modales, sus gustos y su presencia incomodan a una monja. Mientras la historia se teje, una novicia que dicta clases descubre que podría haber "algo raro" en la relación del párroco con un jovencito. El pecado nunca se nombra, solo se diseña un contorno y se va vislumbrando entre tinieblas un posible abuso. Sin embargo, la mentira, la manipulación, la desconfianza y la terquedad cobran fuerza, engañadas como Justicia. La historia transcurre y quien mira va haciéndose su propia composición de escena. Va creando su certeza, o su incertidumbre. La misma vacilación que carcomerá a esa mujer que, tras tantas emociones, muy humanas por cierto, o mundanas, puso en el banquillo de los acusados a un hombre que en principio, solo parecía diferente a ella... o no, en eso se hace magnifica “La Duda”.

Padre con sotana

Similares dudas pero distintas circunstancias pusieron este 2009 en el banquillo de los acusados al presidente de Paraguay, Fernando Lugo, al que le han dado en "llover hijos" de todos lados. El pequeño Guillermo Armindo, que ahora tiene dos años, fue el primero de varios vástagos cuyas madres de la nada reclaman ahora el apellido del primer mandatario. Lo que se juzga en Paraguay no es la ausencia de un padre para esos niños sino que fueron concebidos mientras Lugo llevaba una sotana. El ex obispo al que ahora definen como el “padre de una guardería” es señalado por su proceder, pero ya no por la moral del Vaticano -desde donde a propósito del caso no se ha dicho nada- sino que se pone en la mesa el asunto como modus operandi para desprestigiarlo como político.

Igual desprestigio, pero diferentes circunstancias rodean a una violación a las “normas católicas” ocurrida en Brasil en marzo de este año. Este caso, que apenas tuvo espacio en algunos medios de comunicación regionales, ocurrió en Recife. Se trata de la violación de una niña que derivó en situaciones tan insólitas como que la Conferencia Episcopal de Brasil resolvió excomulgar a la madre de la pequeña y a cinco médicos que le practicaron un aborto terapéutico. Desde la Iglesia ni siquiera se evaluó el daño y el ultraje a la pequeña de tan solo 9 años, sino el accionar que contrapone el dictamen moral que dice "no al aborto". El caso, que resonó en silencio, puso en jaque incluso la relación entre el Vaticano y Brasil. La pequeña violada pesaba solo 30 kilos y medía 1,36 metros de altura, según informó el diario Clarín el 15 de marzo.

* Visite:
http://www.youtube.com/watch?v=scW90Q6Z_OM para ver el trailer de Deliver us from evil.
http://www.youtube.com/watch?v=tq2YQHasU2k&feature=fvsr para ver el trailer de La duda
http://www.girasolesciegos.com

Una historia XXG

El viernes 22 de mayo se estrenó "Gigante", la ópera prima de Adrián Biniez, que logra sortear diferentes climas y atrapar con una sencillez digna de aplausos


Una buena historia, bien contada, resulta atractiva. Cuando se le adiciona buena dirección y actuación se convierte en una excelente pieza artística. Ahora, si además se logra dar con el punto exacto de humor, drama, suspenso y entretenimiento esa obra se transforma sencillamente en una maravilla. Ése es el tránsito de "Gigante", una historia grande por su narración, su frescura y por su protagonista: Fabián Jara (Horacio Camandule), un guardia de seguridad bastante especial.
Jara hace cosas insólitas, si se toma en cuenta su profesión y su entorno; lee, completa crucigramas, escucha heavy metal, juega y cuida a su sobrino en sus ratos libres. Jara es parco y responsable. Llega a su trabajo, registra las cámaras, mira como va todo en el supermercado. Su vida, que transcurre en una pequeña habitación ante las pantallas en blanco y negro de las cámaras de seguridad, sale de la cotidianeidad un día al conocer a Julia (Leonor Svarzas), su objeto de deseo. Entre fideos, papel higiénico y yogur va hilvanándose un relato que tiñe de varios colores la existencia del protagonista.

Es una historia universal que no puede etiquetarse, porque al pretender hacerlo surgen tan espontáneamente las diferentes secuencias de la película que se duda de lo que es exactamente ese hombre grande. Sus actitudes por momentos parecen torpes y muy tiernas, por otros obsesivas e incluso patológicas. Sin embargo, como en un gran paquete, en esta historia de imperdibles dimensiones, entra todo tan perfectamente que se logra sortear con éxito los disímiles climas y contradicciones que se van creando. "Gigante", es una de esas películas que merece un aplauso "XXG".

FICHA TÉCNICA
Dirección y Guión: Adrián Biniez Producción: Control Z films / En coproducción con: Rizoma Films (Argentina) / Pandora Films (Alemania) / IDTV (Holanda)
Producción ejecutiva: Fernando Epstein / Agustina Chiarino En asociación con : Ibermedia / MVD Socio Audiovisual Con el apoyo de: ZDF/ Arte, HBF, Festival de La Habana Latinoamerica Primera Copia, Filmfstintung NRW Género: comedia Fotografía: Arauco Hernández Holz Dirección de arte: Alejandro Castiglioni Dirección de sonido: Daniel Yafalián Vestuario: Emilia Carlevaro Producción: Florencia Chao / Juan José López Jefa de Producción: Agustina Chiarino

Contemplar alcanza



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La fama es puro cuento

Horacio Camandule, el protagonista de “Gigante”, narró detalles del proceso de construcción de su personaje y reveló cómo fue la experiencia de la exhibición de la película en la Berlinale

Conocido artísticamente por su seudónimo Hache XXG, Horacio Camandule, es el protagonista de "Gigante", la ópera prima de Adrián Biniez, multipremiada durante el Festival Internacional de Cine en Berlín (La Berlinale). Como muchos uruguayos artistas, Camandule se dedica a varias actividades y "administra su tiempo" entre la pasión por la actuación, las presentaciones públicas de la película, entrevistas, la docencia teatral a jóvenes y las clases a alumnos de 5to año en una escuela de Camino Maldonado.

"Estaba en el ómnibus un día en Montevideo, y una señora a mi lado leía un periódico en el que estaba mi fotografía anunciando que "Gigante" había sido premiada en Alemania. Fue muy divertido, la señora me miraba y observaba el diario para comparar. Miraba y comparaba, y en un momento la miré y le dije: 'si, soy yo'", contó a Observa Camandule, a modo de relato sobre sus primeros días tras el entusiasmo y los flashes sobre la alfombra roja de Berlín. "Los niños me bajan a tierra, ellos se toman todo con naturalidad", agregó, repasando el proceso que implicó el "ser famoso". Pero la experiencia de vida y el crecimiento profesional que llegaron de la mano de "Gigante", o más precisamente de Fabián Jara, el personaje que interpreta en la película, se le escapa por los poros y se traduce en cada palabra.

Hache XXG nació en agosto de 1973. En su adolescencia comenzó a dar sus primeros pasos en la actuación, fundamentalmente, en escenarios under, teatro joven y en las escuelas, donde conoció su pasión por la docencia. En 2002 consagró esa vocación y se recibió de maestro, desempeñándose actualmente como "un educador para el arte". Luego una causalidad llevó a la otra, y un día se vio frente a un grupo de personas realizando un casting para una película que no imaginó que alcanzaría tanta proyección internacional.

¿Cómo llegaste a ser el protagonista de Gigante?

Soy socio de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) pero nunca fui amigo de los casting. Sin embargo, a través de un amigo, me enteré que había un casting en el que se necesitaba una persona grande. Pese a que me avisaron con una semana de anticipación, recuerdo que ese día tenía una animación en un cumpleaños y estar en la prueba era toda una peripecia, entre cargar el bolso, hacer trasbordo en ómnibus para llegar a un lugar y otro... de pique ya iba pensando que si no iba mejor. Pero cuando entré en Control Z me sentí muy cómodo, todo era una maravilla. Era como entrar en la cancha grande.

¿Cómo te enteraste que habías sido seleccionado?

Llegó el verano de 2008 y me encontré con conocidos de la productora en Cabo Polonio. Me moría por preguntarles cómo venía todo, y ellos sabían, pero no me lo podían decir. Una semana después estaba en Valizas y me comunicaron que tendría una reunión por la película. En una charla sin que me dijeran nada por anticipado fui descubriendo de a poco que era el protagonista. Me lo dijeron como si nada, yo estaba eufórico, no lo podía creer.

TIEMPO DE ENSAYO Y FILMACIÓN

¿Cómo fue tu primer contacto con la historia?

Desde el momento que la leí me encantó. El tiempo de ensayo fue divino. A Leonor Svarsas (Julia, en la película) ya la conocía del teatro, así que fui construyendo el personaje también en paralelo con los castings para otros actores de la película. Me servía para foguearme.

¿Como actor de teatro, cómo te sentiste al tener que enfrentarte a las cámaras de cine?

Haber trabajado con la cámara de un lado y otro en la Facultad de Bellas Artes me sirvió mucho. La ficha de muchas cosas que aprendí ahí me caían durante el rodaje de "Gigante". La gran diferencia entre el cine y el teatro la sentí con la construcción del personaje. En teatro siempre trabajaba el lado de la memoria emotiva y la historia del personaje, en el cine es más técnico, pero le propuse a Adrían Biniez construir el personaje como en teatro y le empecé a sacar jugo creándole historias de vida. Él quedó encantado.

COMO EN UNA CIUDAD DE JUGUETES

¿Cómo empezó el camino que llevó a "Gigante" a La Berlinale?

La primera gran noticia me la dio Adrián, cuando me dijo que habíamos ganado un festival para posproducción en Cuba, que nos dio U$S 250.000 con los cuales terminar la película. Unos meses después, en enero de este año, el mismo Adrián me dijo: "tengo dos noticias para vos, una es que estamos convocados a participar en La Berlinale, y dos, no se si llegamos". Le dije: "¿Vamos o no vamos, porque me tengo que sacar el pasaporte?". Y me lo saqué. Nunca había ido a Europa. Llevé el traje que usé en mi casamiento para la gala y me quedó chico. Fue una peripecia conseguir otro, pero lo logramos. Había que estar con saco negro y camisa blanca.

¿Habías visto la película para ese entonces?

No, no la había visto. Después de la exhibición teníamos marcado retirarnos de las butacas y dirigirnos hacia la parte de atrás del escenario para salir ante el público. Había un centenar de periodistas, flashes de cámaras fotográficas. Yo jugaba con ellos y les tomaba mis propias fotos; que me saliera del protocolo les divertía muchísimo. Cuando estaba ahí a un paso de salir a la premiación me sentí muy emocionado, me puse a llorar y apareció una muchacha y me retocó el maquillaje, había que estar pronto para las fotos.

¿Cómo fue el regreso?

Acá fue raro lo que pasó. Fuimos al festival y estábamos en una burbuja. Cuando llegamos a Montevideo bajamos a tierra. Llegamos al aeropuerto y nos esperaban periodistas y amigos con banderas uruguayas... yo tenía una euforia que no podía creer, me sentía en una ciudad de juguetes.

Por Yelly Barrios, publicado en Observa.com.uy

No te salves

El 17 de mayo de 2009 falleció en su domicilio de Montevideo el poeta uruguayo Mario Benedetti. La noticia de su muerte corrió como un reguero de pólvora en toda Iberoamérica e incluso más allá. Sus más de 80 obras públicadas y su material inédito son reflejo de la grandeza de su prosa, traducida incluso hasta en chino.

En su último adiós decenas de personas lo recordaron como un hombre de valores y sensibilidad; cientos lo despidieron en su sepelio y otros miles le rindieron homenaje en silencio, en cadenas de mensajes de texto, en redes de comunicación social. "No te salves", es un maraviloso ejemplo de su prosa que habla por sí misma a través de su voz.

La tercera es la vencida

Tengo 28 años, y cuando Los Olimareños regresaron a Uruguay en el emblemático mayo de 1984, yo ni siquiera había alcanzado mi primer lustro de vida. Nunca los vi tocar ni siquiera separados pero el día que anunciaron su reencuentro sentí una emoción y una ansiedad especial, me agolpé como otros miles para conseguir una entrada y ser parte del memorable recital.

Pasaron cinco meses desde que adquirí mis entradas. El viernes 8 de mayo finalmente llegó el momento. Había todo lo que debe existir en un espectáculo gente expectante, vendedores ambulantes, un inmenso escenario, luces, pantalla gigante, todo… la expectativa estaba en el aire, eso era evidente, tanto como la luna llena que daba un marco especial a la velada.

A poco de las 21:40 y ante una tribuna Olímpica colmada, desde un espacio del Estadio Centenario unas luces se encendieron y se pudo ver recorrer una camioneta que transportaba a los artistas, mientras en el escenario Serrano Abella recitabas versos de Rubén Lena. Después el estallito total, la gente aplaudió animada y ovacionó encantada por la imagen de dos artistas reunidos nuevamente después de 20 años.

El desfile de canciones y melodías fue pasando, y el repertorio iba dibujando la trayectoria de José “Pepe” Guerra y Braulio López; junto a ellos estuvieron en el escenario sus hijos y otros músicos como invitados especiales. Llegó la música y el canto, pero me faltaba la pasión. Creo que viví un instante diferente al de otros miles que vivenciaron los silencios y la pasividad de la tribuna como respeto y admiración. Esa ausencia de los músicos con su público para mi fue crucial. Me dejó un amargo sabor en la boca. El sentimiento de haber sido estafada. Sentí ganas de gritarles que les faltaron huevos.

He asistido a varios encuentros masivos entre artistas y fanáticos, en algunos momentos me ha tocado estar de ambos lados, y siempre, con poco o mucho público corre una ráfaga invisible que hace especial una instancia. Pude pensar en algún momento que quizás fue demasiado duro para los cantautores, y les costó aflojarse, o estaban concentrados, pero no encontré excusas que me hagan entender su frialdad con la gente. No hubo palabras para el público, no hubo encuentro, no había adrenalina. Los silencios de la tribuna los sentí como desazón. Una desazón que remontó de a ratos el público a fuerza de odas y ánimos. Sentí una vibración especial al final cuando cantaron su última canción de la noche, A Don José, que hizo temblar las estructuras de una fría jornada.

Algunos cuentan que el segundo show fue más comunicativo, con licencias para con el público. No solo dejando que las canciones digan. Quizás lograron romper el hielo de tanto tiempo lejano, quizás la tercera, en junio en el Luna Park, sea la vencida. Y en tierra ajena y ante uruguayos anhelantes de su patria rememoren al menos en parte la emotividad que los vio nacer y crecer en el Olimar.

Entre dos aguas

"Entre dos aguas", de Paco de Lucía, después de la actuación de Penélope Cruz, lo mejor de "Vicky, Virginia Barcelona"